En nuestro establecimiento, ya hace algun tiempo
que organizamos cursillos de degustación de la cerveza. En ellos
explicamos que es la cerveza, su elaboración, historia, estilos
y también enseñamos a degustarla.
Por esto nos pidieron que hiciéramos
una introducción a la degustación de la cerveza para Bars
& Beers. No se trata de hacer una relación detallada de la degustación
profesional. Otro dia podremos entrar en estos detalles. Creemos que, de
momento, es preciso empezar simplemente, humildemente, por las cosas más
básicas.
Se puede decir que existen muchos modos de beber
cerveza, pero olvidaremos los más elementales para fijarnos en la
degustación. O sea, en el hecho de querer entender una cosa y disfrutar
de ello. Y eso requiere atención y un poco de método.
El proceso de degustación es mucho más
complejo de lo que imaginamos. En él intervienen cuestiones fisiológicas
y psicológicas. Al mismo tiempo, hay que decir que con un poco de
sentido común se pueden deducir los pasos que describiremos mas
lejos.
Los procesos fisiológicos són
relativamente fáciles de identificar porque són los que dependen
directamente de nuestros sentidos. Y todos son precisos para la degustación
completa y placentera de la cerveza. Los aspectos psicológicos son
más huidizos pero también se pueden identificar con el sentido
común. La memória, la concentración y la predisposición
así como algun punto de preparación teórica intervienen
en la degustación.
También hay que tener en cuenta los aspectos
alienos al degustador como el local, los recipientes y la compañía
pues estos elementos tienen una clara influencia sobre la psicologia del
degustador.
Antes de empezar quisiera añadir una
última cosa: la cerveza es festiva. Que nos dispongamos a ser un
poco serios y que queramos concentrarnos un poco sobre lo que hacemos no
tiene que hacer de nosotros unos pedantes pomposos y aburridos. Degustar
es disfrutar, y eso último tiene alegria. No nos pongamos demasiado
cerimoniosos.
Vamos a ello:
Una degustación bien hecha tiene que
desarrollarse en un entorno adecuado. Aquí también, el sentido
común ayuda mucho:
Si tenemos que oler cosas, es conveniente que
no haya interferencias por lo que debemos estar en un local bien aireado.
Y ya que estamos en ello, recomendamos que no se haya fumado desde bastante
tiempo: la nicotina i los alquitranes "queman" los sentidos del olfato
y del gusto. Si estamos resfriados, no nos esforcemos, no servirá
de nada. La inflamación de las mucosas bucales y sobre todo nasales
impide cualquier estímulo de las mismas.
Si tenemos que observar y mirar, hay que haber
la suficiente luz y seria del todo conveniente que los fondos fueran blancos
para poder apreciar correctamente lo que nos tiene que revelar la vista.
Siendo que vamos a degustar, conviene que los
recipientes esten limpios de restos alimenticios o de productos de limpieza,
o sea de aromas extraños.
Como vamos a tener que concentrarnos un poco,
es conveniente que no haya demasiado ruido que nos pueda desconcentrar
y si estamos en compañía, bueno seria que se dedicara a lo
mismo que nosotros.
Una nota sobre los recipientes. La indústria
cervecera y la industria del vidrio se han montado un negocio importante
con los artículos cerveceros anexos. Las copas, los vasos, las jarras
y todo lo que se ha inventado es muy bonito pero dista de ser otra cosa
que un negocio o un entretenimiento. De hecho, tambien para esto hay que
usar
del sentido común:
Para la degustación, el recipiente tiene
que contener al menos 1 dl. Hemos comprobado que es la cantidad mínima
para empezar a degustar seriamente.
No tiene que estar ni demasiado abierto ni demasiado
cerrado a la boca. Una boca de unos 5cm permite la formación de
la espuma sin que haya que esperar demasiado a la disolución de
ésta para proceder a la degustación gustativa. Esa medida
también recoge bien los aromas que queremos detectar olfactivamente.
Lo mejor es que nuestra mano no entre demasiado
en contacto con las paredes del recipiente, de manera que la copa es más
procedente que el vaso: si queremos mantener la temperatura, cogemos el
pié de la copa, si queremos calentar la cerveza, podemos envolver
la copa con la mano.
Nosotros solemos usar una copa de 2dl en forma
de tulipan. Con el tiempo se ha revelado ser el mejor instrumento para
qualquier tipo de cerveza.
Antes de sucumbir a nuestro entusiasmo cervecero
es conveniente que sepamos que es lo que vamos a probar. Un poco de teoria
de los estilos es necesaria. Conviene saber qué tipo de fermentación
se ha usado para nuestro crudo, a que estilo pertenece y más o menos
que cabe esperar.
Reconocemos que también es bueno tastar
a ciegas. Puede que descubramos cosas que no estaban previstas y que de
saberlo, las habriamos descartado por imposibles. Pero también es
bueno saber que hay que buscar, pues dentro de este marco podremos afinar
mucho nuestra búsqueda. Las dos posibilidades son apreciables, y
tal vez haya que practicarlas las dos. En qualquier caso, es conveniente
antes o después leer la etiqueta de la cerveza, saber de donde viene,
y saber todo lo que pretende el elaborador. En nuestras fichas solemos
apuntar todo, ¡hasta la dirección y el E-Mail! Siempre puede
servir.
Pero vamos ya al grano.
Si abrimos una botella, cabe escuchar si sale
gas o no. En el caso que sepamos, por la teoria, que esta cerveza tiene
que tener gas y que al abrirla no hace ruido, tenemos muchas posibilidades
de encontrarnos ante una botella estropeada. Si, por el contrario sabemos
que esta cerveza tiene poco gas, no nos extrañaremos. Auditivamente
hay poca más que decir. A nosotros nos gusta especialmente el ruidillo
que hace la cerveza al caer en el vaso y al formarse la espuma. Se puede
disfrutar de ello tanto con botellas como con tiradas de barril. Como en
todo, como con la sal de la sopa, hay un punto de equilibrio. El ruido
nos será útil para controlar la formación de espuma:
ni mucha ni poca, lo justo para disfrutarla.
Normalmente, una vez servida habría que
mirar la cerveza. Sería lo más lógico, como la aproximación
del cazador: cada vez mas cerca. Pero el buen catador os dirá que
es preciso oler primero para no perderse los elementos olfactivos más
volátiles.
Olemos pués. Ligeramente. Si lo hacemos
demasiado fuerte puede que la nariz nos cueza un poco debido al gas y al
alcohol. Hay que oler sin prisa y sin pausa y apuntar lo que olemos. En
un primer paso, si la cerveza está en buen estado, vendran olores
dulces de Malta, esters afrutados o florales, normalmente más discretos
como cítricos o frutas rojas (cereza, fresa, etc.). Pero esto es
un primer paso. Más de una vez, con el primer aliento, ya se nos
ha acabado lo que buscábamos: esos discretos aromas que aparecen
al principio. Cabe pués estar atentos y concentrados en este punto.
En este momento hay quien recoge los olores entre las manos como en un
embudo.
Una vez esta primera toma de contacto urgente
realizada, podemos dedicarnos a contemplar la cerveza. Será un primer
descanso para el olfato.
En primer lugar consideraremos su color. Puede
ser amarillo en todos sus matices, de muy claro a intenso, dorado también
con variaciones de intensidad, así como ambar, marrón o negro.
Un color puede recibir toques curiosos como un punto de verde en el amarillo
o una pizca de rojo en el dorado. Un degustador con talentos pictóricos
puede encontrar una cierta felicidad moviendose en los tonos "fauve" de
la cerveza.
Otro parámetro a considerar es la transparencia.
Una cerveza puede ser transparente, cristalina, velada, túrbia o
definitivamente opaca. Todas esas posibilidades con sus matices. En efecto,
no todas las cervezas son filtradas. Las hay que los son poco o nada. Las
hay que son túrbias por definición. Estas suelen llevar la
mención "Hefetrüb" en Aleman o "sur lie" en Francés
o "on lees" en Inglés. -"op gist" en Flamenco-. Suelen ser de trigo
o contenerlo, también pueden contener otros cereales como avena
o hasta pueden contener additivos como extracto de leche o de ostras. Es
evidente que esas cosas afectan la transparencia de la cerveza.
Un último detalle visual que no podemos
pasar por alto: la espuma. Normalmente se habla de cabeza de espuma y hay
que describirla, pués es indicativa cuanto menos del grado de carbonatación
de la cerveza. Cabe observar su color, si es espesa o no, si se mantiene
mucho o poco tiempo (siendo una reducción de la mitad de la altura
en 1 minuto la pauta media), si deja marcas en las paredes del recipiente
y la medida de las burbujas. Ninguna de estas pautas es mejor que otra,
simplemente, ya que estamos puestos a describir la cerveza, conviene determinar
que cabeza de espuma presenta. De la misma forma que no hay color mejor
que otro, simplemente cabe precisarlo. Las preferencias ya son una cuestión
de gusto, y sobre ello no solemos escribir.
Aspectos visuales
Color |
Entre amarillo i negro |
Transparencia |
Entre translúcido
i opaco |
Espuma |
Cantidad, retención,
color, burbujas |
Hay que darse cuenta de algunos datos fisiológicos
básicos para realizar una buena degustación. Los gustos que
se notan en la cavidad bucal son DULCE, SALADO, ÀCIDO y AMARGO.
Todo lo demas son aromas que pasan de la boca a la nariz. En boca también
usamos del tacto pero desde el punto de vista gustativo, lo único
que notamos, principalmente con la lengua, son los cuatro gustos fundamentales
que acabamos de citar. Y por ello cabe cuidar especialmente la etapa olfactiva.
Por lo tanto, después de mirar atentamente
la cerveza, la volveremos a oler. Buscaremos lo que se llama perfiles.
Un perfil es un grupo de sensaciones debidas al mismo orígen. Hay
tres perfiles que corresponden a los ingredientes principales: Malta, Lúpulo,
Fermento.
Olores
Perfil de malta |
Cereales |
Harina |
Maizena |
Pan |
|
Dulce |
|
|
|
|
Caramelo |
Tostado |
Ahumado |
|
Perfil de lúpulo |
Fruta |
Flor |
|
|
|
Hierba |
Paja |
Madera |
Humo |
Perfil de fermento |
Disolvente |
Fenoles |
Azufre |
|
|
Fruta |
Pan |
Mantequilla |
Nueces |
Hay muchas mas cosas pero para empezar, esto
no esta nada mal. Si olemos cosas fuera de este cuadro, seran o bien cosas
típicas de algun estilo particular, como el olor de establo en algun
LAMBIC o bien seran olores de oxidación o de algun otro defecto.
Como todos sabemos, la cerveza es una bebida
fermentada hecha a base de cereales y agua. Esa bebida siempre ha sido
aromatizada, antiguamente con toda clase de aditivos vegetales y hoy casi
exclusivamente con lúpulo. Y esto tiene un sentido muy claro: la
cerveza, solo con cereales seria demasiado dulzona y cabe compensar este
hecho mediante adiciones. Como degustadores, nos interesa indentificar
cual ha sido la opción del cervecero: dejar predominar la Malta
(aromas dulces, de harina etc), dejar predominar el lúpulo (aromas
delicados de fruta, amargo) o establecer un equilibrio donde nadie manda.
Es un aspecto que podemos empezar a distinguir al momento de oler. Luego
confirmaremos en la degustación gustativa.
Bueno, ahora debemos tener mucha sed. Hemos
olido, mirado, olido de nuevo y ahora vamos a tomarnos un trago.
Solemos recomendar lo siguiente:
La cantidad de cerveza ha de ser suficiente
para poder pasarla por todas las partes de la boca. La versión "chupito"
está bien para bebidas mas fuertes especialmente en alcohol pero
no para la cerveza. Tomemos pues un buen sorbo, nos lo pasaremos por todas
las partes de la boca y lo mantendremos unos instantes mientras respiramos
ligeramente por la nariz. (no hay que hacer la comedia de los catadores
de vino por dos razones: porqué es ridículo y porque, de
mover demasiado la cerveza en la boca haríamos tanta espuma que
nos saldria por las orejas!) En este momento estamos evaporando elementos
de la cerveza y los estamos mandando a nuestra nariz. Este paso requiere
práctica y concentración porque en poco menos de un minuto
tendremos que atender a muchas cosas.
En primer lugar tendremos que confirmar o infirmar
las descubiertas que hicimos solo con el olfato. Se llama confirmar perfiles.
Además, habran aromas que olimos que ya no estaran, y habran otros
nuevos que será preciso identificar.
En segundo lugar, tendremos que concentrarnos
sobre aspectos gustativos. El amargo se nota solo en este momento y influye
mucho sobre la impresión general. Si hay algun rastro de sal también
la notaremos ahora y si hay alguna aspereza astringente también
éste es el único momento en el que la descubriremos. También
ahora nos percataremos con exactitud del grado de dulzor de nuestra bebida.
Evidentemente todo ello hay que apuntarlo religiosamente. No nos fiemos
de la memoria que a veces, traiciona.
Ahora ya somos capaces de determinar qué
equilibrio entre Malta y Lúpulo ha labrado el cervecero. No hay
una forma de equilibrio mejor que otra. Es una cuestión de gustos.
Nosotros, de momento no nos metemos en estos berejenales. Nos mantenemos
firmes en una actitud lo mas objetiva posible: estamos describiendo un
cuadro; luego diremos si nos gusta o no. Manteniendo esta perspectiva,
intentaremos determinar si hay gustos y aromas predominantes y otros mas
discretos. Y hablaremos del equilibrio de la cerveza. Una cerveza equilibrada
es una cerveza en la que todos los gustos y aromas se encuentran con la
misma intensidad. Si predominan los gustos de malta diremos que la balanza
se decanta en ese sentido, y si manda el amargo o los aromas florales lo
diremos también.
En la boca, por medio del tacto, también
podremos determinar si una cerveza es carbonatada y hasta qué punto.
Algo sabíamos por el examen visual. Pero ahora podemos confirmar.
Y si disponemos de información teórica, hasta podremos decir
si corresponde al estilo o no.
También determinaremos con exactitud
el cuerpo de la cerveza. Mucha gente confunde el cuerpo con el contenido
alcohólico. Está relacionado pero no se habla exactamente
de esto. El cuerpo de una bebida es la sensación de peso y de volúmen
que nos da. Una cerveza puede ser llena, pesada, ligera, redonda, aguada,
hueca, cortante, etc. No basta con decir que tiene cuerpo. Es preciso decribirlo.
Gusto
Confirmación
de perfiles |
Malta |
|
Lúpulo |
|
Fermento |
Equilibrio |
Balanza de los elementos
gustatitvos |
Gusto |
Dulce |
|
Salado |
|
Amargo |
|
Agrio-Ácido |
Cuerpo |
Calor (alcohol) |
|
Cuerpo (peso, volúmen) |
|
Gas |
En cada concepto hay que determinar si existe
o no y en que intensidad.
Parece que estamos al final del camino. Pero
no es así. No dejemos la riendas, queda poco pero queda.
Nuestra mente suele hacernos una jugada de la
que tenemos que estar concientes y hasta utlizarla. Cuando se ha identificado
una cosa, se suele meter en memoria. Y si este estímulo vuelve a
aparecer, nuestra mente lo reconoce y no le da la misma importancia que
la primera vez: Le da mucha menos. De manera que tendremos la sensación
que este estímulo se va perdiendo. No es así, o no es así
siempre. Es que el estímulo está registrado y vamos a otra
cosa. Es el momento de hacer otra degustación y de descubrir elementos
que estaban escondidos detrás del primero. Hay cervezas que te permiten
ir descubriendo elementos nuevos hasta el cuarto trago. No nos los perdamos
por tener prisa o por perder la concentración. En la ficha, solemos
añadir una columna por trago así sabemos en qué momento
de la degustación hemos encontrado tal elemento.
Hay algunos gustos y aromas, que vuelven a aparecer
después de la ingestión de la cerveza. Es una particularidad
que hay que tener en cuenta, describir y anotar. Lo podriamos llamar post-gusto.
En Catalán, "rere-gust", en Inglés "after-taste".
Y finalmente, hay elementos del gusto que desaparecen
rápidamente mientras que hay otros que se mantienen en la boca.
Los que se quedan son remanentes y los que se van no tienen palabra especial
para describirlos. Solemos decir que son poco o nada remanentes. Repetimos
que ninguna característica de las que hemos descritas es buena o
mala. Son elementos descriptivos que recogemos para describir un crudo.
Nada más.
Cuando hemos hecho todo lo que precede, podemos
darnos por satisfechos. Hemos procedido a degustar muy seriamente una cerveza.
Ahora la podemos disfrutar tranquilamente y la podemos valorar personal
y subjetivamente, pues no somos de piedra. Y cabe compartir impresiones
con otra gente. Y sobre este hecho quisieramos añadir que no todo
el mundo nota o discierne lo mismo con sus sentidos. De la misma forma
que hay gente daltónica pués hay gente que no distinge algunos
estímulos olfactivos o que reacciona de forma diferente al mismo
estímulo teniendo un umbral perceptivo diferente del nuestro. No
nos peleemos: no seremos nunca completamente objetivos y siempre habrá
algun punto de desacuerdo que podremos facilmente achacar a variaciones
subjetivas.
A nivel profesional, estas etapas se repiten
una vez más y se ponen notas o apreciaciones numeradas. También
se procede a la degustación por partida doble: primero a temperatura
ambiente y luego a temperatura de servicio. El que es muy detallista suele
hacer más de una degustación a momentos diferentes para reducir
el impacto de la disponibilidad psicológica sobre el proceso de
valoración de una cerveza.
Acabaria esta introducción a la degustación
de la cerveza con alguna recomendación: la cerveza, desde nuestro
punto de vista es una bebida que implica una cierta dosis de alegria y
despreocupación. No seamos pues ni doctos ni pedantes. Hay que emplear
un vocabulario que todo el mundo entienda. Hay que compartir sanamente
las descubiertas y, sobre todo, hay que ser humildes. A veces nos creemos
que sabemos mucho, y un pardillo principiante nos descubre una cosa de
la que no nos habíamos percatado en años de práctica.
Hay que saber reconocerlo. Y por otro lado, cuando no sabemos, digamoslo.
Nos nos inventemos discursos. Cuando uno no sabe, pues no sabe y ya está.
No hay ninguna vergüenza en no saber. Sí la hay en permanecer
voluntariamente anclado en la ignorancia.
Salut amics de la cervesa!
Albert Barrachina Robert
2001 |