En materia de historia de la cerveza, es difícil encontrar
fuentes seguras. Hay un poco de todo. Hasta entre especialistas hay discrepancias
notables. De forma general, los mas honestos suelen reconocer que los orígenes
de la cerveza se sitúan en una época prehistórica
en la que las certitudes no tienen mucha cabida.
Pero bueno, se pueden determinar algunos conceptos básicos
que ayudan mucho a la comprensión del nacimiento de nuestra bebida.
Originalmente, la cerveza cumple con tres funciones que podemos describir
de la forma siguiente.
Alimento.
En primer lugar, creemos que la cerveza nació siendo un alimento.
No se sabe si nació primero el pan o la cerveza. Hay en estos momentos
una interesante discusión al respecto. Pero, de hecho no es muy
importante. No hace falta determinar quién fue el primero ni poner
nombre y apellido al inventor genial. Es una especie de manía consuetudinaria
que nos parece ociosa: los productos alimenticios a base de cereales nacieron
seguramente juntos. Otro día podríamos entrar en el detalle
de esta polémica. A nosotros, lo que nos interesa, de momento, es
la idea que la cerveza fue un alimento. Fue una manera barata e ingeniosa
de repartir y multiplicar los alimentos. Se mezclaba el cereal crudo o
panificado con agua y se dejaba fermentar. De esta manera se conseguía
una cantidad mas grande de alimento en forma líquida que se podía
repartir entre mas gente.
Por otro lado el proceso también presentaba la ventaja que
el alcohol así obtenido por fermentación “desinfectaba” el
agua. Sin saberlo, nuestros ancestros procedían a una higienización
del agua. Conocido es también el hecho que la fermentación
desarrollaba unos compuestos vitamínicos harto útiles.
Hace ya bastante tiempo, vi en un reportaje en la televisión
como unos elefantes se emborrachaban literalmente comiéndose unas
naranjas caídas al suelo y fermentadas naturalmente al sol del desierto
del Kalahari. No nos extrañe que el descubrimiento de la fermentación
de los cereales se hiciera de la misma forma: casualmente, consumiendo
alguna mezcla producida naturalmente sin la ayuda de ninguna mano humana.
Después, nuestros antepasados, un poco mas listos que los elefantes,
intentaron entender y reproducir el fenómeno. He aquí el
invento.
Bebida
Pero en esas épocas pretéritas había jefes
y súbditos. Había ricos y pobres. De eso no nos quepa la
menor duda. Había pues gente que tomaban la sopa de cereales fermentada
como un alimento y había gente que podía permitirse
sofisticar el producto. Simplemente porqué tenían mas bienes
y podían acceder al lujo de desechar componentes que otros comían
o bebían por necesidad. Con esa idea “vacilona” de rico pudiente
aparece el filtrado y la selección de materia prima. Aparece entonces
el segundo concepto: la bebida. Por mucho que nos guste hoy en día
la cerveza tenemos que aceptar que esta bebida nació, como todo,
con el lastre del clasismo. Y es mas. Hasta en el consumo de la cerveza
ya concebida como bebida de lujo hubo clases sociales que disfrutaron del
producto mas denso, y otras que tuvieron que acceder a el en sus formas
aguadas mas o menos diluidas. Queda claro que el producto mas caro, no
siempre el mas bueno, se reservaba a las clases mas pudientes. La ostentación
y el mal gusto que fielmente la acompaña siempre entelaron
la calidad y el buen hacer. He visto con mis propios ojos gente comprar
queso pura y simplemente podrido a precio de oro y proclamar que era bueno
porqué era el mas caro. Les garantizo que ese queso estaba podrido!
Sacramento
Otro aspecto de los orígenes de la cerveza es el sagrado.
El principio de la fermentación se descubrió entre 1840 y
1853. Antes, era un misterio de orden alquímico y sagrado. La Alquimia,
a grandes rasgos, considera que todo en este mundo tiene vida. Tanto los
animales como los vegetales y, por analogía, los minerales. Todo
lo que pertenece a la Madre Tierra está en perpetua gestación,
en perpetuo proceso de evolución desde su estado menos noble al
mas esencial. Así se consideraba que los minerales vulgares como
el Plomo evolucionaban hacia la nobleza de la Plata y del Oro. El proceso
era lento. Pero era lógico si uno se atendía a la observación
de la Naturaleza y establecía una comparación analógica
con las Plantas y los Animales que nacen viven y mueren. El arte del alquimista
consistía en sustituirse a la Madre Tierra y acelerar el proceso.
De paso se sometía el mismo al procedimiento e intentaba también
la consecución de la quinta esencia de la humanidad que se encontraba
al lado mismo de la divinidad.
El proceso de la fabricación de la cerveza debió ser
considerado un don de la Gran Madre pues se llevaba a cabo con ingredientes
aportados por Ella de forma espontánea y mágica: agua, cereales
y hierbas múltiples. La fermentación tuvo que tener connotaciones
sagradas y, como la Tierra se concebía femenina, la elaboración
de la cerveza fue reservada a las mujeres, mas o menos sacerdotisas o brujas
según las culturas. Las mujeres elaboradoras de cerveza sustituyendo
a la Gran Madre eran pues unas alquimistas antes de hora.
Siendo la cerveza un producto “mágico” y sagrado, se utilizó
en la relación entre los humanos y sus dioses cuando éstos
sustituyeron las divinidades de la Tierra. Se usó cerveza en las
libaciones, en las ofrendas votivas y funerarias así como en los
ritos sagrados como elemento de unión entre los humanos y los dioses.
Se consideraba que las ofrendas “gaseosas” como el homo y los perfumes,
por ser mas “sutiles”, eran las mas próximas a la Deidad; que eran
mas de su agrado digamos, y luego venían las ofrendas líquidas,
principalmente la cerveza y mas tarde el vino. Por ejemplo, en la civilización
incaica, el día del solsticio de verano, el Inca ofrecía
perfumes, humos y cerveza al dios Sol ante todo el pueblo en el momento
en el que el astro salía por la mañana. La cerveza también
intervenía en la ceremonias entre prohombres como ofrenda de buenas
intenciones. Y de hecho, Pizarro lo entendió muy bien pues fue una
de las primeras cosas que menospreció: destruyendo el símbolo
destruía la fe y la civilización para aprovecharse de ella.
Creemos que con estas tres ideas podemos acercarnos a una buena comprensión
de la historia de la cerveza. Por ejemplo, nos permite entender la actitud
de los monjes ante la cerveza y su cultura cuando desembarcaron en Europa
con la intención de promover la Buena Nueva y conquistar terreno
sobre las religiones pre-cristianas. También nos permite entender
la guerra posterior entre los productores monjiles y los que intentaban
mantener el producto relacionado con los dioses celtas y germánicos.
Tal vez también podamos entender los tremendos castigos previstos
en el código de Hammurabi hacia las cerveceras que adulterasen la
bebida.
Albert Barrachina Robert
2001
Albarrob@arenys.vilaweb.com
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