Actualmente, la cerveza se aromatiza con una planta denominada LÚPULO.
Esta planta es de la familia de la cannabàcias. En otros términos
el lúpulo y el cáñamo pertenecen a un mismo grupo
taxonómico vegetal y posiblemente comparten algunas características.
De hecho se hicieron en Alemania cervezas con Cannabis "activo" pero se
prohibieron y ahora solo se elaboran con cáñamo “inocente”.
Medicinalmente, el Lúpulo se utilizó con dos fines.
Se hacían almohadas rellenas de lúpulo para inducir al sueño.
Esta práctica se aplicaba principalmente a los niños especialmente
revoltosos para inducirles un sueño reparador. También se
hacían infusiones de lúpulo para despertar el hambre de los
pequeños sin hambre. (El Lúpulo da hambre. Y lo que comemos
para apaciguar esta hambre es lo que nos da “panza de cervecero”...)
Algunos historiadores de la antigüedad, especialmente griegos,
nos refieren que la cerveza en general se usaba en medicina y en cosmética.
En el primer caso, la cerveza servia de excipiente líquido y alimenticio
para pacientes grandes y pequeños. La cerveza, rebajada o diluida
con adición de algún cereal sirvió para alimentar
criaturas cuando la madre no producía leche. La cerveza recibía
esta consideración porque gracias a la fermentación contenía
alcohol y este garantizaba un nivel aceptable de limpieza bacteriológica.
Nuestros antepasados no lo sabían, pero sí que debieron de
darse cuenta que, con la cerveza, no contrataban enfermedades infecciosas
como salmonelosis, disentirías y otras alegrías de esta índole.
La cerveza, desde la noche de los tiempos, hasta que se descubrió
el principio “material” de la fermentación, se consideró
como un elemento sagrado, un producto mágico de las fuerzas de la
Tierra Madre, un regalo de los dioses. La cerveza se utilizo como ofrenda
en los cultos y liturgias y también tuvo una función de comunicación
con lo divino: si uno bebía del brebaje sagrado, se impregnaba (nunca
mejor dicho: preñarse por dentro) de la sacralidad de la bebida
y participaba o comunicaba con los dioses o las fuerzas telúricas.
La cerveza tuvo una gran importancia en los cultos chamánicos del
mundo entero.
Como muchos ya lo sabemos, la cerveza siempre se aromatizó
con hierbas, raíces y especies múltiples. No tenemos conocimiento
de ninguna que se hiciera con setas pero la verdad es que no nos extrañaría.
Muchas plantas que se utilizaron para aromatizar la cerveza contienen,
como el cannabis, principios activos alucinógenos posiblemente utilizados
adrede en los ritos mas arriba mencionados. De manera que no debemos extrañarnos
de la importancia que tenia la cerveza en los ritos cultuales de nuestros
antepasados.
El mismo GRUUT, en una versión alemana contiene, entre otras
cosas, DATURA, MANDRÁGORA, GENCIANA, HYOSCIAMUS y ABSENTA. En el
caso de la genciana y la absenta, los alcoholes que producen son nocivos
y pueden conducir a estados enfermizos que pueden hasta conducir a la muerte.
La Datura o estramonio es una planta conocida en América central
como la “hierba del Diablo” y se utiliza para llegar a estados alucinatorios
difíciles de controlar. La Mandrágora ocupaba la misma función
en Europa. La planta Hyosciamus es un misterio que estamos en camino de
dilucidar.
No nos quepa la menor duda que estos efectos psicotrópicos,
alucinatorios y psicodélicos fueran deseados también en el
"chamanismo" pre cristiano europeo.
En su vertiente de excipiente de principios alucinatorios, la cerveza
con adiciones alucinógenas recibió, en muchos sitios del
mundo, el nombre de SOMA. O, mas bien son los aditivos los que reciben
ese nombre, y por extensión, todo el brebaje. Así se conoció
y se conoce desde hace mas de 20 000 años en la India, en Persia
(haoma), en Siberia, en Afganistán, en el Tíbet, en Irán
etc. Era considerado el alimento de los dioses y era utilizado para conseguir
estados visionarios y visiones extáticas.
Entendámonos, el SOMA no es cerveza. Pero cuando el SOMA se
toma con líquido, se suele utilizar la cerveza. El Soma no es ninguna
cosa en particular. Existen en la naturaleza miles de plantas, hongos y
animales que contienen alcaloides (principalmente fenetilaminas y triptaminas)
y que se pueden macerar con cerveza como el mismísimo lúpulo.
Hasta existen “cócteles” que, después de producirlos sintéticamente,
se ha descubierto que existen en la naturaleza, por lo que no seria una
gran sorpresa que se usaran para provocar intoxicaciones alucinatorias.
Uno de ellos seria la Ayahuasca utilizada hoy en Brasil pero que se utilizó
en América del sur durante miles de años, especialmente con
intenciones curativas. El mismo LSD se encuentra en plantas y se usa bajo
el nombre de Ololiuqui.
Como lo hemos apuntado, no disponemos de ninguna constancia del uso
de setas con cerveza con fines curativas o visionarias. Pero no nos extrañaría
que un día algún arqueólogo nos dijera que en medio
de los restos de oxalato en una jarra, restos que denuncian la presencia
de cerveza, también se detectaran rastros de alcaloides de origen
fúngico. Pues las setas también se suelen utilizar en la
elaboración de SOMA. Especialmente las de la familia Amanita y Psylocibe.
Para nosotros, simples mortales un poco sibaritas, estos aspectos
solo presentan un interés histórico y social. Nos parece
interesante descubrir un papel de la cerveza que sale de los caminos conocidos.
Desde nuestro punto de vista, el uso chamánico de la cerveza y su
significado en los cultos múltiples en los que intervino en la historia
la ennoblecen. Aunque de ninguna manera alentamos ese uso de nuestra bebida
favorita, preferimos ese aspecto de la cerveza a la versión mala,
tabernera, vulgar, desleída, etílica y rastrera que también
existe desde el principio mismo de su existencia.
Albert Barrachina Robert 2002
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