LA PÀGINA MÉS CERVESERA DELS PAÏSOS CATALANS
Associacionisme cerveser. B&B nº12
Degustació: Com degustar la cervesa. B&B nº12
Els condicionants de la degustació
Fitxes de degustació. B&B nº15
Degustació: esdeveniment social. B&B nº15
Cervesa o vi? B&B nº13
Conceptes històrics bàsics. B&B nº13
Bíblia i cervesa
Temperatura de servei de la cervesa. B&B nº 14
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Reinheitsgebot. Dubtes. B&B nº 16
Cervesa casolana, oci i ideologia. B&B nº16
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Cervesa i hal·lucinacions (Soma)
Bierhexen, bruixes de la cervesa.
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Cervesa, pintura i temperatura de servei.
Tolerància a la cervesa?
Cervesa, publicitat i autoimatge
Una volada aritmètica sobre la degustació de la cervesa i el funcionament del cervell humà (!)
No fa falta ser cap especialista per degustar. O, anem a ensumar per allà.
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Cervesa, publicitat i autoimatge.
En Julio de 2002, un prestigioso publicista catalán, invitado a dar una conferencia ante productores de vino afirmó que el mundo del vino, en materia de publicidad, tenia mucho que aprender de las campañas publicitarias cerveceras. Dijo que para vender cerveza se recurría a ideas mas variadas, mas divertidas, en definitiva que la venta de cerveza se beneficiaba de una publicidad más ágil y más accesible. 

Otra noticia de interés: en un estudio llevado a cabo en los EEUU entre 1995 y 1998, se ha puesto de manifiesto que los degustadores de cervezas de cualidad y de vinos escogidos son prácticamente los mismos. Suelen pertenecer a la clase media acomodada o a clases con todavía mas poder adquisitivo (en esto diría que no se me parecen mucho), son educados y en muchos casos han accedido a niveles altos de instrucción y viven mas bien en las costas que en el interior del continente. No son mejores que otros, tienen estas características y nada más.

Ante estas noticias algunos aficionados a la cerveza tendríamos que hacernos algunas preguntillas. Ahí van un par de ellas.

Cuando el publicista de renombre (merecido, nos consta) se refiere a la cerveza, sabe exactamente a que se refiere? De que tipo de cerveza está hablando? Muchos profesionales de este gremio nos dirán que su trabajo consiste en vender imagen, no suelen vender ningún producto ni se interesan demasiado a él. Juegan con la imagen que ya tiene la gente de un producto, la moldean y a la larga la pueden modificar. Pero, lo mas seguro es que no les importe demasiado el producto en sí. De manera que nosotros somos los que debemos de interrogarnos al respecto. Y la verdad es que, en todos los países del mundo, las propagandas mas sonadas suelen ser perfectamente intercambiables: una publicidad de refresco carbonatado podría valer para una cerveza y al revés. En este medio, una cerveza es como un teléfono móvil... A nadie le importa qué se vende sino cuanto se vende. Cuanto más chillona la propaganda, menos especializada y menos importa la cualidad de lo que se vende. Es una regla que he descubierto yo solito y que hasta ahora no sufre contra-ejemplos. La pueden copiar en grande y pegarla a una pared de su dormitorio: las cervezas que hacen mucha propaganda, la necesitan... El nivel cualitativo de estos crudos es entre bajo e impresentable. Puedo permitirme decir esto porque soy completamente independiente: no recibo prebendas de ningún fabricante ni de ningún comerciante en cervezas. (En realidad, no recibo prebenda alguna...)

Con variaciones culturales mas que probables, la encuesta americana es extrapolable a Europa. La gente que se preocupa de degustar un alimento suele presentar un nivel educativo con algún punto de sofisticación. En algunos casos exagerados esta sofisticación se magnifica y se convierte en pedantería y/o esnobismo: ya se sabe, hay gente que compra y vende imagen, vacuidad y vanidad. Pero no estamos hablando de estos pues no suelen distinguir nada más que los envoltorios y los precios. Estamos hablando de los que aprecian los placeres de la vida, especialmente los que denominamos " de boca". Y estos epicurianos suelen haber accedido a un cierto nivel cultural que les permite saber qué es lo que están tomando y también disponen de los medios intelectuales mínimos para poder comunicar al respecto. Las campañas publicitarias repetitivas e intercambiables no les están dirigidas. Un degustador no necesita que le presenten su plato o su bebida favorita acompañados de la consabida joven supuesta belleza de escote y pierna generosos; así como una degustadora no necesita que le atraigan la atención sobre el objeto de su interés mediante la exhibición de un torero musculoso engominado y con una mandíbula que parece buscar un anticipo sobre el pastel. En principio, su cultura es suficiente como para distinguir entre ambas cosas y para deducir sin mucho esfuerzo que una no tiene nada que ver con la otra.

Podemos pues avanzar sin peligro de equivocarnos demasiado que la publicidad llamativa, divertida, chillona, insistente y que puede apelar a instintos que no tienen ninguna relación con lo que se vende, suele ofertar algo engañoso. En el caso que nos ocupa, se vende cerveza de dudosa cualidad gustativa. Y es de saludar que no se venda el vino de la misma forma. De hecho, los vinos que se publicitan igualmente, suelen presentar la misma cualidad. Recuerdan aquellos "tetra-brik"?

Y todo esto nos conduce a reflexionar un poco y en voz alta sobre una duda que se infiere de lo que precede: que imagen tiene de sí mismo el bebedor de cerveza y que imagen tiene de sí mismo el fabricante?

En esto, el mundo del vino nos lleva una ventaja insalvable. El productor de vino, el degustador así como el consumidor gozan socialmente de una gran consideración. Desde la época romana clásica hasta hoy, el mundo del vino ha sabido mantenerse en los rangos más altos y distinguidos de la sociedad. La cerveza, aunque más venerable en el tiempo, gozó de todos los estatutos: desde brebaje divino y cultual a bazofia tabernera. La cerveza lleva un lastre social que es de difícil resolución: la idea que el cervecero y el consumidor tienen de sí mismos.

Sinceramente, a nosotros nos dan rabia y pena estas páginas web en las que se ensalza y promueve el consumo indiscriminado y masivo de cervezas. Entendemos lo que hay detrás, al menos en parte. La cerveza es una bebida popular (porque es barata) que alegra y junta la gente. Da una placentera sensación de pertenecer a algún grupo social en el que se detectan ciertas fidelidades a personas o a ideas. Eso da calor al corazón y es bueno. La cerveza permite un "pedo" menos letal que el vino o los alcoholes más fuertes y hay que beber más para que se noten estos efectos. Eso alarga la fiesta. Hay que reconocer que la borrachera de cerveza es menos "cutre" que la de vino. (Siendo la borrachera, desde nuestro punto de vista, siempre "cutre"). La cerveza quiere sarao. Las bebidas más fuertes van mas al grano del "gato". Cuanto más fuertes, más expeditivas. Bueno para la cerveza, pero a que niveles nos estamos moviendo? Tiene que ser esta la única ventaja o el único interés de la cerveza? Que su graduación alcohólica es relativamente baja?

El estado español alberga la tercera industria cervecera de Europa. En cantidad, claro está. Que imagen tiene de sí misma la industria cervecera? 

La sensación que se me antoja es que, como con la publicidad, da igual que se trate de cerveza, de tornillos o de ordenadores. Lo importante es el consumo en masa, una fabricación en masa y unos beneficios proporcionales. Unos objetivos perfectamente legítimos pero que distan de forma mayúscula de satisfacer el espíritu inquieto del degustador. De hecho, esta visión de la elaboración de la cerveza es muy acorde con lo que describíamos del consumidor. Los fabricantes nos dirán que se ajustan al sacro santo juego de la oferta y la demanda. Y a regañadientes tendremos que darles la razón.

No se me asusten. Nuestro neofitismo en la cultura cervecera, con sus ventajas y desventajas no implica que seamos muy diferentes de los que llevan milenios en ella: hooligans de todo pelo (o faltos de él), de todas nacionalidades, religiones e inculturas, con la litrona al morro, chorreando cerveza por las comisuras, son un espectáculo denigrantemente frecuente en cualquier país supuestamente civilizado del Atlántico Norte y de allende los mares. (Estos comportamientos son "aceptables" cínicamente porque comportan beneficios para las arcas de los estados. Otros comportamientos, también auto destructivos, son criminalizados porque no son controlados económicamente. Pero esto, como dicen los Franceses, es otro par de mangas). La incivilización está muy bien repartida. Posiblemente sea uno de los bienes más democráticos que se conozcan. Y la cerveza padece de su consumo incivilizado en todos los países, hasta en los que parece que haya más cultura cervecera.

Ni tampoco son excepción los cerveceros industriales del estado español: en todas partes se cuecen habas y se pueden encontrar infectas bebidas cervezoïdes en todo el mundo. De hecho son legión y son la mayoría.

Ni todo el vino es bueno ni tiene porque serlo, ni toda la cerveza tiene que halagar nuestro paladar. Contrariamente a la idea general que impera, en la variedad y en la diferencia está la riqueza cultural. Tiene que haber de todo para todos los gustos. Y ya que se hace mucha propaganda y mucho ruido alrededor de cervezas que no nos gustan, nosotros rompemos lanzas modestas a favor de las cervezas de degustación. Tal vez sean mas agujas o alfileres que lanzas, pero menos da una piedra, no les parece?

En ser la cerveza una bebida "popular", nos podemos dejar de formalidades y esnobismos. Se puede perfectamente degustar seriamente una cerveza y luego glosar alegremente sobre ella. El degustador de cerveza tiene que desacomplejarse. No es su categoría inferior a ninguna otra. Si lo es, es porque el se piensa a sí mismo de esa forma. La actitud de degustar es aplicable a cualquier alimento o bebida. Esta idea nos da acceso a inmiscuirnos con tranquilidad en todo tipo de especialidades gastronómicas, las reputadas nobles y las consideradas menos distinguidas. De hecho, objetivamente, estos rangos no existen. Así lo demuestra la encuesta citada en cabecera: los catadores de cervezas de degustación son casi los mismos que los que se regocijan con vinos selectos. Vamos pues a por ellos y a por ellas!

I una pinta a la vostra salut, companys!

Albert Barrachina Robert

Julio 2002