LA PÀGINA MÉS CERVESERA DELS PAÏSOS CATALANS
Associacionisme cerveser. B&B nº12
Degustació: Com degustar la cervesa. B&B nº12
Els condicionants de la degustació
Fitxes de degustació. B&B nº15
Degustació: esdeveniment social. B&B nº15
Cervesa o vi? B&B nº13
Conceptes històrics bàsics. B&B nº13
Bíblia i cervesa
Temperatura de servei de la cervesa. B&B nº 14
Sobre la tradició
Reinheitsgebot. Dubtes. B&B nº 16
Cervesa casolana, oci i ideologia. B&B nº16
Dones i cervesa
Cervesa i hal·lucinacions (Soma)
Bierhexen, bruixes de la cervesa.
Sobre estils
Cervesa i formatge
Humilitat
Cervesa, pintura i temperatura de servei.
Tolerància a la cervesa?
Cervesa, publicitat i autoimatge
Una volada aritmètica sobre la degustació de la cervesa i el funcionament del cervell humà (!)
No fa falta ser cap especialista per degustar. O, anem a ensumar per allà.
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Cervesa o vi?
En nuestro ultimo cursillo de degustación habíamos invitado a dos personas consumadas degustadoras de vinos. De hecho, los dos estaban interesados en organizar este curso en sus establecimientos. Quiero decir con esto que estaban muy interesados, y su contribución fue muy interesante. Pero en algún momento quisieron dar a entender que el vino podía ser mas interesante especialmente porque hay la variación de las cosechas y consecuentemente, la variación de añadas. No cabe duda que esta variación casi no se encuentra en las cervezas. Hay que reconocerlo. Pero la premisa es incorrecta.

En nuestro estado, la cultura del vino es casi un monopolio. Parece ser que nada mas sea digno de degustar que el vino. Como si éste fuera un producto noble y digno mientras que la cerveza seria una bebida de segundo orden, a penas interesante en los meses mas calorosos del verano. Curiosamente nadie pone en duda que se taste el café, o bien el te. Nadie se extraña demasiado cuando aprende que existen degustadores profesionales de paté, de aceite, de vinagre o de cualquier producto de la gastronomía. Pero la cerveza no. La cerveza, como las bebidas refrescantes no, se degusta. Se bebe i ya está. La cerveza parece ser una bebida de segunda categoría para borrachos.

Como decíamos, la premisa es incorrecta.

El único punto común entre la cerveza y el vino es que se degusta con los mismos órganos. Pero lo que buscamos en la cerveza no tiene nada en común con lo que se busca en el vino. Algunas cosas pueden coincidir, como algunos aromas de fruta, algún punto de miel o de melaza. Pero nada mas. No cabe comparar la degustación del vino y la de la cerveza. De hecho, a nadie se le antoja comparar la degustación del vino con la del café o con la del café. Nadie duda que no se pueda comparar la degustación del vino y la del whisky o de los brandys. Por la misma regla de tres, a nadie se le tendría que ocurrir comparar la degustación del vino y la de la cerveza. Vale que son dos líquidos. Pero nada mas.

Si en la cerveza no se notan las variaciones de añadas es principalmente porque el productor no lo quiere. Cuando tiene una receta que le gusta, no la quiere cambiar y la repite adrede de la manera mas fiel posible. En el caso que se pudiera cansar de aquella receta o que esta no tuviera el éxito comercial esperado, suele cambiar de receta. Y lo dice: he hecho otra cerveza. De esta manera, el cervecero puede introducir un infinidad de recetas diferentes independientes de las añadas.

El cervecero puede jugar sobre las variedades de maltas que son casi infinitas. Puede mezclar variedades de malta según su antojo. Puede modificar los procedimientos de maceración al infinito y tiene a su disposición una tal variedad de lúpulos que necesitaría varias vidas dedicadas a la cerveza para dar el abasto. Sin desestimar el vino, las posibilidades de variación de las recetas de cerveza son infinitamente mas numerosas.
Pero no se trata de eso. Ningún cervecero, ningún aficionado a la cerveza quiere ser mas o menos que nadie. El mundo de la cerveza tiene sus cabezas cuadradas pero suele ser mas humilde o modesto. No se trata de desbancar el vino. Se trata de un rollo diferente si me permiten ese modismo. Ni mejor ni peor. Simplemente otra cosa. Como el paté.

Es cierto que los degustadores de vino nos llevan alguna distancia en materia de sistematización y profesionalización de la degustación. Pues bueno. Pues perfecto. Me alegro mucho. También cabe reconocer que hemos tomado prestado mas de un concepto y mas de una idea. No faltaría mas. Como decíamos al principio, estamos usando exactamente los mismos órganos. De manera que no es de extrañar que los usemos del mismo modo. 

Como el vino, la cerveza tiene un aspecto visual que podemos valorar. Como el vino, la cerveza puede ser “equilibrada”, puede ser “remanente”, puede ofrecer un “retro-gusto”, puede tener un “cuerpo” mas o menos serrano etc. Pero si la aproximación se parece, el contenido es completamente diferente y las sensaciones se asemejan muy poco.

No estoy despreciando el vino. Al contrario, a nadie le amarga un buen crudo, y a mi menos. Pero cabe situar cada cosa a su sitio y no menospreciar a nadie que a veces, el adversario mas insignificante es el que te acaba tumbando. Ningún producto del ingenio humano es mas noble que otro. Lo que puede serlo mas o menos es la manera de hacerlo: se puedo hacer con mucha pericia y amor igualmente una cerveza, un vino o un pastel de carne. Y de hecho, hay vinos buenos y otros malos así como cervezas fantásticas y otras repugnantes.

De forma general, cuando nos encontramos con algún adepto del vino con ínfulas de superioridad, no solemos darle importancia: con su pan se lo coma. El se lo pierde. Yo voy a lo mío que no hay nada como una buena Old Ale o como una Kölsch. Por decir algo. O como un buen Valdepeñas. No tengo manías.

Albert Barrachina Robert
2001

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